Desde hace unas décadas, nuestro estilo de vida ha ido cambiando progresivamente hasta el punto en que, actualmente, el tiempo diario que invertimos en estar sentados ha aumentado considerablemente, sobre todo en países desarrollados.
¿A qué se debe este aumento del sedentarismo? Principalmente a la digitalización y a la práctica de ocio a través de una pantalla, ya sean redes sociales, videojuegos o cualquier contenido audiovisual.
El sedentarismo nunca viene solo
Desgraciadamente, todos estos cambios en nuestro estilo de vida, conllevan unas consecuencias negativas para nuestra salud. Entre las más comunes se encuentran el aumento de la incidencia y prevalencia de la obesidad, especialmente en edades tempranas, que a su vez puede provocar enfermedades cardiovasculares, diabetes, comorbilidad, gastos sanitarios y hasta incluso mortalidad prematura.
¿Quieres saber más en profundidad como nos afecta el sedentarismo? Echa un vistazo a nuestro artículo «8 Consecuencias negativas de no hacer actividad física»: https://idavinci.es/8-consecuencias-negativas-de-no-hacer-actividad-fisica/
Los pronósticos no son buenos. Se cree que, para el año 2030, el número total de niños y niñas con obesidad o sobrepeso ronde los 41 millones. Es de vital importancia que se tomen medidas cuando estas afectaciones tienen lugar durante la infancia ya que es mucho más probable que persista hasta el final de la vida del individuo.
¿Las pantallas son las culpables?
Como hemos comentado al principio, nuestro estilo de vida ha ido adaptándose poco a poco hasta el punto en que para hacer casi cualquier cosa tenemos que usar una pantalla y esto puede tener consecuencias muy negativas. Por ahora, el promedio de uso de pantallas en la infancia y adolescencia en España se sitúa en 15h semanales, una cifra dentro de los estándares de salud, aunque mejorable.
Sin embargo, tenemos que tener en cuenta el papel que juegan las pantallas a la hora de descansar por las noches. Aunque no se demostró que hubiese relación entre las horas que los niños dedican a las pantallas y las horas de descanso nocturno, los expertos recomiendan evitar las pantallas, sobre todo antes de irse a la cama, para facilitar la conciliación del sueño.
Por otro lado, está comprobado que practicar actividad física y deporte durante el periodo de crecimiento y madurez mejora las capacidades intelectuales básicas como el control emocional, la memoria o la capacidad de adaptación. Algo que garantiza un desarrollo optimo de cada individuo.
En definitiva, el uso de las pantallas no engorda directamente a los niñas y niñas, pero un uso inadecuado de estas puede provocar que consecuencias muy graves para su salud, a corto, medio y largo plazo.