Cada vez más organizaciones de diferentes sectores investigan, innovan y avanzan hacia una transición energética que apuesta por las energías renovables y por la reducción de la huella de carbono. En la actualidad, la preocupación por el cambio climático vertebra las estrategias de la mayoría de las empresas de occidente. El hidrógeno verde y renovable es una gran opción a la hora de alcanzar de abordar dichos objetivos y además por su versatilidad ofrece infinidad de aplicaciones.
El hidrógeno renovable es la energía renovable a la que se le augura un futuro brillante. Las organizaciones apuestan cada vez por estas energías más innovadoras, para ofrecer una alternativa al hidrógeno convencional y descarbonizar el sector energético. El hidrógeno renovable supone una oportunidad de impulsar la innovación y la eficiencia.
España y el Hidrógeno Renovable, ¿estamos al día?
Repsol lleva tiempo demostrando la confianza que ha puesto en el desarrollo del hidrógeno renovable. El objetivo de esta compañía es claro: colocarse como tercer productor en Europa, liderando a su vez la producción en España. Por ello, han presentado un plan para impulsar esta energía que cuenta con varios proyectos e iniciativas por valor de más de 2.500 millones de euros hasta 2030.
España espera contar con un total de 71,8 gigavatios de capacidad de electrolizadores planificados para 2030. Esto va a convertir al país en el rey de Europa de esta energía con más del 52% de la capacidad proyectada en Europa para esa fecha. A gran distancia figuran Países Bajos, con 10GW; Grecia, con 5GW, Alemania, con 4,2 GW, y Dinamarca, con 3,6 GW de capacidad de electrolizadores.
Principal dificultad
La principal dificultad en la producción de hidrógeno verde ha estado relacionada con los costes, en este sentido, el año pasado se situaron en 4,75 € el kilo. Pero los expertos piensan que, a medida que disminuyan los costos asociados con la electrólisis y la generación de energía a través de la energía fotovoltaica y eólica y se produzca más hidrógeno verde, los costos de producción se reducirán. Lo que permitirá un alto nivel de rentabilidad y favorecerá al propio desarrollo de esta energía.
Todo esto se convierte en una de las claves de nuestro presente en la misión de alcanzar cero emisiones netas en 2050, dentro de los objetivos climáticos del acuerdo de París y de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.