No está tan lejos el momento en el que veamos habitual circular por nuestras carreteras a vehículos completamente autónomos. Actualmente, ya existen modelos que gozan de un avanzado sistema de piloto automático, o conducción autónoma (Lee nuestro artículo sobre El primer autobús sin conductor de Europa). La conducción autónoma se convertirá en la forma predeterminada de desplazamiento, tanto en vehículos comerciales como en privados.
¿Qué beneficios directos se obtendrán derivados de la conducción autónoma?
Antes que nada, hay que decir que la conducción autónoma no es un capricho; es decir, el Parlamento Europeo estima que el error humano está involucrado en aproximadamente el 95% de los accidentes de tráfico que se registran en las carreteras del continente. Esta es una de las razones por la que la tecnología digital en los vehículos sin conductor se vislumbra como una solución para reducir la siniestralidad y las congestiones. Además, estos coches suponen prácticamente la eliminación de emisiones de gases de efecto invernadero y polución general del aire.
Los pioneros en conducción autónoma
La evolución tecnológica no se detiene y entre los avances que se proponen en la marca japonesa Honda, aparece la Movilidad Inteligente Constante, o SAM por sus siglas en inglés (Seamless Autonomous Mobility). En este caso, Honda lleva la delantera en cuanto a conducción autónoma se refiere. En marzo de 2021 presentaron el primer coche con el que el conductor puede desatenderse del volante.
Además Nissan, otra marca puntera en conducción autónoma, introduce un sistema vanguardista desarrollado a partir de tecnología de la NASA que conecta la Inteligencia Artificial al coche con la actuación de las personas con el objetivo de ayudar a los vehículos autónomos a tomar decisiones en situaciones impredecibles, como por ejemplo unas obras en la carretera.
¿Qué nos depara el futuro?
A medio plazo se espera que el mercado de los vehículos autónomos crezca de manera exponencial y que ayude a generar nuevos puestos de trabajo. Además, los beneficios para la industria europea del automóvil se prevén que en 2025 serán de 620.000 millones de euros y, más concretamente, de 180.000 millones para el sector de la electrónica.
Los vehículos que equivalen a los niveles 1 y 2 de automatización, son aquellos que asisten a los conductores y ya están en el mercado europeo. Por otro lado, los vehículos autónomos (niveles 3 y 4) están en periodo de prueba actualmente y deberían entrar en el mercado entre 2020 y 2030, mientras que los vehículos completamente autónomos (nivel 5) llegarán a partir de 2030.
En definitiva, el futuro de la conducción está a la vuelta de la esquina y tanto la Unión Europea como las empresas están centradas en su desarrollo. Las tecnologías autónomas y conectadas son complementarias, y es probable que todos los vehículos autónomos también estén conectados en un futuro próximo.