Hasta el momento, España no tiene ningún medio de votación online. Tampoco existe un sistema de votación electrónico, algo que conllevaría un ahorro de tiempo y errores en el recuento de votos. El contexto actual de pandemia del Covid-19 ha reabierto el debate ya que en otros países votar de forma telemática es algo muy utilizado (este sistema se ha usado en países como Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Suiza o Estonia).
¿Cuáles son los motivos?
Uno de los grandes motivos por los que no se ha planteado el cambio es que en España, ejercitar el derecho a voto es muy sencillo y barato. Además, la dificultad para aplicar este voto telemático reside en implantar un sistema que garantice dos premisas principales: la autentificación del votante, ya que el voto ha de ser personal y solo se puede votar una vez, y el carácter secreto del voto. En ocasiones estos sistemas son considerados como poco fiables por la sociedad, siendo una idea errónea.
Detalles como publicar el código fuente para que cualquier ciudadano pueda consultar su autoría y validez, hacen del voto online un sistema de votos seguro. Como tercera pata a cubrir después del voto único y el carácter personal del voto está la identificación del votante. Alguien podría introducir de forma manual el voto de otra persona o se podría manipular de alguna forma para hacer que personas que no han votado, envíen su voto a un partido u otro. Es por ello que es necesario un sistema de autentificación de identidad muy fiable.
Los beneficios asociados al voto por online no son suficientemente conocidos, y en la balanza entre fiabilidad y riesgo, la sociedad sigue creyendo que el voto físico es más seguro. El voto online llegará y será una herramienta fiable y cómoda. La tecnología existe, pero antes la sociedad necesita hacerse a la idea.